Sé, perfectamente, que con este post voy a hacer "millardos" de amigos. Me da lo mismo, hay veces que uno tiene que hablar o revienta.
Este post no va de rol, ni de juegos de mesa ni nada de eso.
Avisado estás si no quieres seguir leyendo.
Ayer he leído algo en G+ que me ha parecido el no va más del
buenismo compasivo, que además afecta a algo en lo que tengo experiencia
directa y no puedo (lo he intentado, pero no puedo) evitar comentarlo.
+Hijos Del Rol, a quien no conozco y estoy seguro que lo ha
hecho con buena intención, equivocada, pero buena intención, publica la
siguiente disculpa que comento:
Hace unos momentos he
cometido el error de usar el término “invidente” para referirme a las personas
con discapacidad visual durante una entrevista en directo. Esto es una falta de
respeto…
Ángel (he visto que te llamas así), puedes vivir tranquilo.
No le has faltado el respeto a nadie. Te lo digo con conocimiento de causa.
Tengo dos familiares CIEGOS: un abuelo y una abuela. Uno de mis abuelos se
quedó ciego a causa de una bomba y una de mis
abuelas se quedó ciega causa de una meningitis al poco de nacer. Llevo toda
la vida tratando con invidentes (y no sólo con mis familiares) y se refieren a sí
mismos como CIEGOS. Es más, ONCE significa Organización Nacional de Ciegos
Españoles, y si algún motivo pueden barajar para cambiarle el nombre es porque
ahora hay también gente con otro tipo de minusvalías.
Invidente es perfectamente correcto porque muestra una
condición frente a la situación preferible (ser vidente, es decir, poder usar
la vista). Es decir, invidente es lo contrario de vidente, no algo peyorativo.
Disculpas como la tuya que, repito, no dudo de que sean
bienintencionadas, son el reflejo del desconocimiento de una realidad y también,
aunque no lo creas, una posición inconsciente de “buenismo” hacia los demás y
de miedo a lo que pensarán de lo que se ha dicho.
Me recuerdas a un amigo mío, que de visita en mi casa, al
irse estaba todo compungido y angustiado porque al despedirse de mi familia
había dicho “Hasta la vista” y se pasó, después en el bar, casi quince minutos
diciéndome que por favor le pidiese disculpas a mi abuela en su nombre, que no
había tenido intención de ofenderla ni de ser irrespetuoso. No valió de nada
decirle que estaba seguro que no se había ofendido, porque “hasta la vista” es
una forma de decir hasta luego. Es más, te asombraría saber cuantos ciegos usan
el verbo “ver” de la misma forma que los videntes o hacen chistes sobre su
invidencia (mi abuela dice que ser ciego tiene la ventaja de que “siempre está
más cerca el que palpa que el que ve” y en Got Talent, sin ir más lejos, ha salido un invidente haciendo chistes sobre como hacen los ciegos para saber si tienen el culo limpio o no).
Claro que un ciego/invidente tiene una discapacidad visual, pero
también un miope, un hipermétrope, la gente con presbicia, con cataratas… Por
eso cada cosa tiene su nombre, y salvo que uno quiera referirse a todas las
personas con discapacidad visual, entonar el mea culpa por llamar invidente a
un invidente es, perdona que te lo diga así, cogérsela con papel de fumar y
querer “ser más correcto que los correctos porque sí”. Y lo que refleja es ignorancia
de la realidad causada por el activismo buenista. Lo siento, no te lo digo de manera ofensiva, pero si lo quieres tomar así, hazlo.
Actitudes “buenistas”, como esa que has adoptado con la
disculpa, son molestas porque indican (sin mala intención, seguro, e
inconscientemente) que quien las toma se arroga la capacidad para llevar más
allá de lo normal lo que no debe llevarse, de decidir que unas personas va a tener más protección de la que necesitan, o piden, a otras personas, porque sí, porque
han decidido que van a hacerlo y punto.
¿Y por qué me toca la
fibra sensible todo esto? Pues porque últimamente estoy teniendo que sufrir
buenismos de gente como tú (gente hipertrofiada de buenas intenciones pero a
veces con poca reflexión tras ellas), que me dicen que tengo un trastorno del
lenguaje, o una discapacidad del habla, o que soy disfémico. Y no, soy
TARTAMUDO. Mucho menos que hace unos años, pero lo soy (es como lo de ser
adicto a una sustancia, que nunca se supera por completo).
No tengo un trastorno del lenguaje, es un trastorno del
habla, y no, eso no me convierte en un trastornado (otras cosas sí, pero esa no
J ), y la disfemia es
mucho más amplia que la tartamudez. Del mismo modo que con respecto a la
ceguera se puede decir vidente/invidente, con la tartamudez podría decirse
habla fluida/no fluida, pero te aseguro que ningún tartamudo que conozco (y
pertenezco a la Asociación Española para la Tartamudez y asisto a eventos, leo
las publicaciones, etc) se va a sentir ofendido porque digas que es tartamudo
si se lo dices sin ánimo peyorativo (y lo mismo pasa con los ciegos).
La ceguera, como la tartamudez, son cosas que afectan a las
personas, y lo que las normaliza es tratarlas con naturalidad, no agarrársela
con papel de fumar cada vez que se trata sobre ellas. En mi caso, cuando voy a dar alguna
conferencia (y doy unas cuantas al año) siempre comienzo con: “Soy tartamudo,
de modo que tengo dos noticias, una buena y una mala: la buena es que al
tartamudear habrá cosas que vais a escuchar dos veces… la mala es que no os
aseguro que vayan a ser las más interesantes”. Y listo. Sin tonterías, sin
refugiarse en figuras retóricas. Así, los asistentes a la conferencia si no
entienden algo por un atasco verbal o un tartamudeo no tienen reparos en
pedirme que repita lo que he dicho y no están pensando (al no haberlo dicho yo)
“vaya, mira, es tartamudo”.
Es decir, se expresa la situación con naturalidad y eso es
lo que la normaliza.
Las actitudes como las que recorren internet hoy en día,
aunque bienintencionadas, no normalizan, sino que contribuyen a diferenciar. Pensaoslo bien, buenistas bientencionados, antes de llevar lo políticamente correcto más allá de los límites de lo razonable.
Ala, a dispararme, chavalot@s.
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