miércoles, 15 de noviembre de 2017

Flash Gordon y el Pulp Primigenio


Atención: Este post contiene divagaciones viejunas a tuti-plen (como viejuno es lo de tutiplén).

   El 21 de noviembre de este año (2017) comenzará el kickstarter de Flash Gordon RPG para Savage Wolds. Será corto, ya que durará hasta el 4 de diciembre. Es un crowfunding que va a salir adelante, no hay duda, lo único que tendrá alguna duda será hasta donde llegarán lo que algunos llaman “las chuches”, los stretch goals, que es donde los KS de Pinnacle no son, últimamente, demasiado generosos (una aventura de una hoja, un monstruo…) y los stretch goals son, muchas veces, lo que convierten un crowfunding en interesante (el de Ghost Ops, por ejemplo, pese a ser inicialmente “defectuoso” los stretch goals alcanzados lo convirtieron en sumamente interesante).



   Flash Gordon RPG, por lo que se dice, va a ser sobre la versión de los comics, no de la película. Pues me parece fantástico, porque los comics tienen una ambientación mucho más amplia. Los que nos tragábamos los comics en el convencimiento de que era ciencia ficción molona estamos encantados con este KS (luego ya se verá si se coge en pdf o físico, según espacio en casa y precios), pese a que somos conscientes de que mucho del encanto de Flash Gordon es el de nuestros recuerdos de esa época y que los comics tienen, de vez en cuando y según los años, una ranciedad de campeonato, una inocencia de planteamiento que chirría y algunas acciones que, hoy, harían que expulsasen a los guionistas de las redes sociales.
  • Ejemplo Uno: En uno de los comics, Flash hereda, sin saberlo, la fuerza y las capacidades de un guerrero alienígena. Va paseando con Dale por un parque y, porque él lo vale, derriba de un golpe a un motorista que va a todo trapo por el parque molestando. Oh, como mola Flash. Ya, porque es Flash dices eso, pero acaba de meterle una leche de campeonato a un tipo usando su superfuerza heredada y la velocidad de la moto. No ha parado la moto, ni avisado a las autoridades, le ha metido una leche de coj**es porque sí. Eso lo hace Steven Seagal y la mitad de vosotros estáis diciendo que es una sobrada neo-fascista.
  • Ejemplo 2: Un grupo de boy-scouts espaciales (sí, son niños en un programa de exploradores del espacio, y van con pañuelitos y cosas así) están visitando una nave alienígena aparcada en un museo y tras ponerla en marcha por accidente acaban en un planeta lejano y desconocido. Suerte que Flash puede ocuparse de todo, pero… ¿qué piensa Flash? Elige la opción:
    • 1.- Tengo que salvar a estos niños desamparados, como me preocupan.
    • 2.- ¿Porqué tengo la mala suerte de estar teniendo que ocuparme de estos niños otra vez”?
    • Pues la 2. Los niños le preocupan, claro, pero lo primero que le pasa por la cabeza es la versión educada de “No me j*das, ¿por qué me tengo que ocupar de estos niñatos?”.
  • Ejemplo 3: Y sacando a colación a los niños. Uno de ellos, con un cierto parecido a Alfalfa (el de The Little Rascals) es un psíquico. Y, en ese número de Flash, en el que se dan la vueltecilla por el espacio con la nave alienígena, demuestra presciencia y capacidades telepáticas (aunque ya sabían que las tenía). Flash, rancio-man donde los haya, no le hace caso porque es un crío y porque “ya está el niño ese con sus cosas”. Al final convencen a Flash de que le haga caso y eso les salva de ser perforados durante la noche por una especie de pájaros-bala. ¿Qué nos chirría de eso visto desde una perspectiva de hoy en día?
    • 1.- Flash, mamoncete, ¿tienes un presciente y no le haces caso? Te merecías morir.
    • 2.- ¿Qué hace un presciente y telepático suelto por ahí con otros jóvenes castores exploradores juveniles? En otra ambientación más realista el niño estaría en una instalación protegida, sometido a pruebas físicas y psíquicas programadas, y listo para ser el germen de un cuerpo psíquico.

   Eso desde nuestra visión presentista, claro. Pero era otra época. En el mundo real de la época el niño sí que hubiese sido encerrado, pero en los comics no era bueno poner esas cosas. Es como lo que ocurría con Roberto Alcazar y Pedrín, que entraban en los lugares por sorpresa y se ponían a repartir sopapos a manos llenas en lugar de hacer caer una lluvia de fuego y plomo sobre sus oponentes. Y no es que no se supiera de esas cosas, que España acababa de pasar por una guerra civil y se tenía muy reciente lo de saber cómo se combatía, es que era un pulp patrio, y extraño, para niños.

   Flash Gordon es así porque es un hijo, un poco simploncete al principio, de la cif-fi de su tiempo, ¿Y qué había en la ci-fi de los 30-40-50 del siglo pasado?
Por un lado estaba naciendo el concepto de robot tal y como lo conocemos ahora, en todas sus vertientes:
Sí compañero, sí,
Leslie Nielsen hacía del capitán
  • Nacía el robot-tostadora (que en el fondo podía ser una amenaza): El ejemplo perfecto lo tenemos en Robbie, de Planeta Prohibido.
  • También es la época del nacimiento de los androides tal y como los conocemos ahora, con Asimov  a todo trapo: De esta época son las mejores historias de Susan Calvin y las de Powel y Donovan (con enfoque menos psicológico que las de Calvin, pero más entretenidas para mi gusto).

Por otro lado, nos encontramos en plena Edad de Oro y comienzos de la Edad de Plata de la Ciencia Ficción. Parte de las obras se enfocan hacia las sociedades: Un mundo feliz (1932), Fundación (1951), El fin de la infancia (1953), 1984 (1949), pero otras se ciñen mucho más al pulp espacial y la space-opera , sobre todo en el terreno de los relatos cortos. En estas obras el héroe corajudo e inteligente se sobreponía a los retos que el espacio le lanzaba a la cara (muy Flash Gordon). Fue una época en la que la lógica se dejaba un poquito de lado en favor de la historia y el “empoderamiento de la raza humana frente a las maldades del universo”. Unos ejemplos muy claros a ese respecto de las obras pulp y space-opera la Edad de Oro:
Portada de la revista
donde se publicó
Fraile Negro de la Llama
  • Tetraedros del Espacio: Uno de mis favoritos junto con los de Tumithak. Se resume así: Están unos tipos por una selva de la tierra y se topan con un grupo expedicionario de tetraedros que vienen a colonizar la Tierra. Ya, sí, tetraedros, no lo pienses… vienen y punto, no le des vueltas. La cuestión es que hacerles frente con armas no vale de nada, pero, obviamente, nuestros protagonistas encontrarán la solución.
  • Tumithak de los corredores: Un héroe corajudo de la humanidad, que vive sojuzgada bajo tierra por los Shelks, una raza de arañas alienígenas con cabeza semejante a la humana (¿no te dije en el anterior párrafo que no pensases?) se propone matar a un Shelk y levantar a la humanidad contra sus opresores. Hay más relatos de Tumithak, pero este es el primero de la serie, y en uno posterior hasta consiguen volver la tecnología de los Shelks contra ellos. La ambientación da para partida, como se dice ahora.
  • Cachorros humanos de Marte: No es de los que más me gusten, pero es un gran ejemplo del “empoderamiento de la humanidad frente al universo”. El relato comienza con unos marcianos que vienen a la Tierra a cazar unas mascotas humanas. Después, en Marte, se las enseñan a sus coleguis de trabajo y esas cosas. ¡Pero no contaban con el espíritu combativo de la humanidad! Los humanos se liberan, consiguen robar una nave espacial y, aunque son demasiado pequeños para la nave y tienen que ponerse unos encima de otros para conducirla (y sólo han visto como se hace un par de veces), consiguen derrotar en combate espacial a las naves alienígenas que intentaban que no regresasen a la Tierra. ¡Earth Power!
  • Fraile Negro de la Llama: Muy en el límite entre la Edad de Oro y la Edad de Plata, Asimov escribe este relato fácilmente clasificable como ¡Earth Power!. Religión y sociedad mezcladas con arietes del espacio.
  • Submicroscópico: Esta vez el héroe corajudo viaja al revés. Es decir, en lugar de ir al espacio, encoge y allí se encuentra con una civilización semejante a la humana, pero más primitiva, a la que libera de los malditos monstruos, que luego aún por encima tienen la desfachatez de secuestrar a su prometida en el mundo microscópico. El protagonista es una especie de John Carter (otro ejemplo de ¡Earth Power!, porque es el humano el que tiene que poner orden allí) pero en lugar de en Marte lo hace salvando a los microscópicos. Tuvo una segunda parte.



   En la Edad de Plata ya nos encontramos otros ejemplos geniales como “Marciano, vete a casa”, “Bóvedas de Acero”, “Amos de Títeres” o “El hombre demolido”, en los que el enfoque ya empieza a cambiar y, con esos tiempos, así comienza a cambiar Flash Gordon, aunque no tanto como lo que cambia la ci-fi que le rodeaba.


Así que en Flash Gordon encontramos algunas cosas que se saltan la ciencia y la lógica dignas de Slipstream, como los Hombres Halcón y sus pequeñas alas capaces de trasladar a un garrulo de 90 kilos armado hasta los dientes, pero sabemos que mola, porque es ciencia ficción pulp, y porque sabemos que Savage Worlds es el sistema adecuado para eso (así que incluso perdonamos que el planeta del mega-malo se llame Mongo).

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