Últimamente se habla en las redes sobre la expansión del PoD
(Print on Demand) en los mecenazgos y
yo, tal como soy, no puedo evitar la tentación de cuñadear (reivindico desde
aquí la dignidad del cuñadismo) al respecto.
Y al hablar de PoD en mecenazgos hay que hacer referencia
inevitable a Drivethrurpg que es quien tiene una presencia hegemónica en el
sector. Sí, claro, para uso personal puedes usar Lulu o Bubok u otra que se te
pase por la cabeza, pero a la hora de Print on Demand rolero masivo
Drivethrurpg (DTR a partir de ahora) no tiene, actualmente, competidores
posibles.
El PoD ha llegado para quedarse, eso debemos tenerlo claro.
Lleva un tiempo estableciéndose en los mecenazgos extranjeros y era cuestión de
tiempo que ocurriese en los españoles. Ghost Ops, Buccaneer o la Saga de la
Horda Goblin (esta no salió en mecenazgo pero la versión impresa está disponible
en DTR) ya fueron mecenazgos en inglés que salieron así y tuvieron éxito.
Y es lógico, DTR es una solución fantástica para pequeños
creadores y/o pequeñas editoriales roleras: tiene unos estándares de impresión
bien contrastados (según lo que pagues tendrán mejor o peor calidad, pero no
son malos), un precio bastante asequible (mejor que el de Lulu, por ejemplo) y
unos gastos de envío comedidos. Así que es una solución muy atractiva por la
comodidad que ofrece:
- A la hora de distribuir los PDF el creador introduce el listado de direcciones de correo y DTR le envía un correo al mecenas avisándole de que ya tiene su producto disponible. Esto tiene también una gran ventaja para el mecenas, porque sabe que siempre va a tener una copia de ese archivo en la nube de DTR y sabe, también, que el archivo que se descargue desde DTR va a ser siempre la última versión actualizada (en caso de dudas de si su PDF tiene los últimos posibles cambios o correcciones se lo descarga de allí y listo).
- A la hora de distribuir el físico también ofrece mucha
comodidad. El creador pasa, lo mismo que si lo enviase a una imprenta normal,
por el proceso de crear el PDF base con unos ciertos requisitos, pero una vez
lo tiene listo puede escoger tranquilamente desde su casa los formatos de
impresión en los que quiere que su producto esté disponible (tipo de tapa,
gramaje de papel, calidad de impresión…) y no tiene más que pedir una copia (a
coste de autor) para ver si algo ha salido mal. Si todo ha ido bien, puede
tener una seguridad del 95% de que todas las copias irán como esa. A la hora de
distribuir las copias impresas el PoD es una ventaja para el creador: Puede
optar por introducir los datos postales de sus mecenas y que DTR se lo envíe o
hacer que DTR les envíe por e-mail un cupón para que metan sus datos ellos y se
les envíe.
¿Y qué ventajas tiene esto para el comprador? Pues muchas. Por un lado sabe que, después de haber recibido el ejemplar obtenido mediante el mecenazgo, podrá comprar otras copias (al precio normal) porque no se van a agotar los ejemplares. También sabe cuáles son las calidades en las que va a recibir su ejemplar impreso. Y no, recibir el cupón y meter tus datos en DTR para que te envíen el ejemplar (en caso de que sea esa la opción que ha escogido el creador del mecenazgo) no supone un esfuerzo adicional para el mecenas, porque eso también tendría que hacerlo con el pledge manager, el baker kit (o la opción que sea) después del mecenazgo. Es más, si ya tiene cuenta en DTR es muy posible que ya tengan su dirección física y sólo tenga que pulsar en “Confirmar”.
Hay dos grandes problemas con esto del PoD en los
mecenazgos.
Primero: Como se explique el mecenazgo. El creador tiene que
dejar meridianamente claro lo que incluye el precio que está pagando el
mecenas. ¿El precio pagado incluye el coste de impresión?, ¿y el envío? Eso hay
que dejarlo muy claro. Las sorpresas, las dudas y los malentendidos no son
buenos en un mecenazgo. Tengo que saber si sólo tengo derecho al pdf y a un
cupón con el que tendré que pagar la impresión a precio de coste y el envío, si
tengo derecho al pdf y a mi copia impresa pero pago el envío, o si en lo que
pago va incluido todo. Además conviene que, en caso de no ir todo incluido, se
ponga por cuanto le saldrá al mecenas finalmente. Es bastante sencillo, porque
DTR te permite calcular eso con bastante exactitud.
Segundo: La gran cantidad de mecenas que son unos “ninis del
rol” (siendo nini=NI quiero gastar dinero NI rebajar mis expectativas). Me explico: No es la primera vez que lo digo, y supongo que no será la
última, pero alguna gente (no todo el mundo, gracias a los dioses) se la está
cogiendo con papel de fumar en cuanto a sus exigencias. Cuando compra un
juego/ambientación quiere:
- Que sea bueno: Me parece bien.
- Que la maquetación sea “chula”, que para eso está pagando un dinero: Ojo, ya no una maquetación eficiente o correcta. Chula. Y si puede ser cojonudísima… mucho mejor.
- Ilustraciones molonas, que para eso está pagando un dinero: No que cumplan con su cometido, no, no. Que se note que se ha metido pasta en ilustraciones.
- Impresión de alta calidad, que para eso está pagando un dinero: Alto gramaje de papel, tapas semirrígidas flexibles o tapa dura, y calidad de impresión que tengan que mirar el papel al microscopio para ver que es impreso.
- Envío con garantías de que todo llegue bien, que para eso está pagando un dinero.
- Que el formato impreso, además de ser cómodo de leer y manejar, no le destaque demasiado en la estantería, que sea del mismo tamaño que los otros.
- Que el juego/ambientación sea barato.
- Que el envío sea barato.
Si quieres todo eso, estimado amigo, vete a tomar por donde
amargan los pepinos. Sin acritud, eh, pero es que la calidad se paga.
Y mira que yo soy el primero en decir que algunos mecenazgos
que salen son caros, pero defender que un PDF no debe costar más de 5 euros, o
querer una calidad de impresión suprema tirada de precio es una pretensión
ilusoria y no tener ni idea de lo que cuestan las cosas que se piden.
Si quieres ilustraciones de calidad en lo que recibes el
creador habrá tenido que conseguirlas, y habrán tenido que ser abundantes (porque
claro, hoy en día hay gente que parece que no es capaz de leer dos páginas
seguidas sin una ilustración). Y eso es caro. Pongamos, para nuestro ejemplo
que consigue las ilustraciones para todo el manual por 1200 euros.
Si quieres una maquetación excelsa y llena de detalles el
creador también tendrá que pagar a un maquetador. Porque claro, aunque él puede
que fuese capaz de hacer una maquetación correcta y cómoda a la vista… eso ya
no vale. Pongamos, para nuestro ejemplo, que el maquetador le cobra 300 euros
(y poco es).
Bueno, pues ya tenemos (sólo con eso) un coste de 1500
euros. Ahora vamos a ver cuántos mecenas puede haber en el mecenazgo. Pongamos
unos 150. Dividimos el coste entre el número de mecenas y ya nos sale que ese
PDF debería costar como mínimo 10 euros para que el creador no pierda dinero.
Y, atención, eso es sólo con los gastos de ilustraciones y
maquetación. Las plataformas de mecenazgo se quedan con parte del dinero que
gestionan (pongamos un 5% para nuestro ejemplo), paypal se queda con un tanto
por ciento del dinero que gestiona (pongamos un 1% para nuestro ejemplo). Eso
ya sube un 6% el coste, con lo cual nos pondríamos en 10’60 euros.
Pero atento, Nini del rol, el creador de algo querrá ganar
algún dinero por lo que está haciendo, porque lo de “el orgullo de ver como su
creación llega a todo el mundo” es un jodido chiste. Si eso le llegase a quien
lo ha creado… lo habría puesto gratis, buscándose la vida como pudiese con las
ilustraciones y la maquetación… y lo habrías descargado sin rechistar. Pues
eso, que quien crea algo está poniendo no sólo su dinero, sino su creación (que
algo valdrá), su esfuerzo y su tiempo, y eso, amigo mío, también vale dinero.
Pongamos para nuestro ejemplo que el creador estima que quiere sacar un 5% de
beneficio de cada ejemplar distribuido, lo que son 0,53 euros por cada pdf. Ya
estamos en un precio de 11,63 euros.
11’63. Y eso poniéndonos en unos costes baratos (básicos, que hay más, tenlo por seguro) y en
un 5% de ganancia para el creador.
Ah, y las metas del mecenazgo. No nos olvidemos, que sea
barato, pero con metas. Y las metas que estén con la misma maquetación y nivel
de ilustraciones, por supuesto. Pues para eso también tiene que haber un
pequeño sobrecoste, porque claro, quien crea el mecenazgo puede renunciar a un
poco de su escaso beneficio para costear las metas, pero no va a ser tan tonto
como para que le cueste dinero, de modo que le mete un redondeo de 11,63 a 12
euros (y estoy seguro de que habrá veces que perdería dinero con eso).
Y ya tenemos 12 euros, más del doble de los 5 que se
defiende por ahí que debieran costar los pdf. Y eso sin contar que quien crea
el mecenazgo va a ver como parte de los ingresos del mismo se los queda Hacienda.
Y no de los beneficios, no, sino del total recaudado, de modo que tiene que
contar con eso y subir el precio del pdf.
Claro, luego hay los extremos. Quien cobra 25-30 euros por un
pdf sabiendo que va a tener mecenas de sobra y que el coste es mucho menor
tiene que saber que va a recibir quejas y que, además, le van a dar hasta en el
cielo de la boca por cada errata o cosa que haya mal en el manual.
“Pero Viajero… ¿porqué me cuentas todo esto si estamos
hablando del PoD?”, puedes estar pensando.
Pues te lo cuento porque primero hay que establecer coste y
esfuerzo en la producción básica. La producción básica de un manual es el pdf.
Y no todo el mundo tiene el tiempo o la capacidad de tratar
con imprentas. Es más, no todo el mundo puede encontrar imprentas que, con la
calidad buscada, hagan el trabajo a un precio que sus mecenas vayan a considerar
asequible. Ahí es donde entra DTR.
Una vez tienes tu pdf montado puedes
calcular cuánto costará con distintos gramajes y calidades. ¿Es un poco más
caro que una imprenta tradicional a buen precio? Sí. Pero como creador del
mecenazgo seguro que piensas: Buff, me ahorro comparar chopocientas imprentas,
conozco las calidades y, si algún ejemplar viene distinto a la prueba editorial
es DTR quien se encarga de reemplazarlo y no me como yo el gasto de
reemplazárselo al mecenas. ¡Adjudicado DTR!
Todavía mejor. Es DTR quien gestiona el envío, de modo que
es un engorro menos para quien ha creado el mecenazgo que se ahorra el
desempaquetar los ejemplares llegados de imprenta, empaquetarlos para envío
individual, llevarlos a correos o mensajería… Que eso es tiempo, que eso son
gastos añadidos que tendría que haber incluido en el mecenazgo (además de los
gastos de envío) y el mecenas se ahorra.
Siendo hábil, quien crea el mecenazgo puede poner distintas
calidades y encuadernaciones en los niveles de aportación, de modo que cada uno
gaste el dinero que quiera. ¿Lo quieres ultra barato? Blanco y negro, calidad
de impresión y gramaje normal. ¿Quieres algo decentillo? Lo pagas. ¿Quieres
tapa dura, gramaje de 120 y calidad de impresión que te cagas? Lo pagas. Al
creador no le supone demasiado trabajo más allá de configurar las posibilidades
en la tienda de DTR.
Eso sí. Cuantas más opciones de impresión más limitados
serán los tamaños. En DTR, por ejemplo, el A5 no tiene opción de tapa dura. Los
que más opciones tienen son los estándares americanos: 7x10 pulgadas (muy, muy
cercano al que usa Pinnacle, por ejemplo) y Letter (el de D&D). Cuantas más opciones quieras tener, más vas a tener que acostumbrarte a que las
cosas serán sólo en ciertos formatos, porque no se van a hacer cuatro maquetas distintas del mismo manual para que tú encuentres la que mejor se adapte a tu estantería.
De modo que cuando hables, piensa al menos en lo que estás diciendo.
No se puede medir con la misma vara a una editorial grande que a una pequeña,
ni a una pequeña con la misma vara que a un creador independiente. Razonar con
sentido es lo que diferencia a un opinador cuñado, esté equivocado o no, de un
Nini del rol.
Fin de mi cuñadeo semanal.
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